Érase una vez...

Las entradas anteriores a ésta seguían siempre la misma pauta: series televisivas basadas en libros. No obstante, he aquí una gran excepción: Érase una vez… Lo que comenzó siendo un programa de entretenimiento, divulgación y educación, acabó editado en formato de libro, y de gran éxito, ya que treinta años después de que se iniciara (en 1978), sigue comercializándose.

Ambos procesos se dan, y esto demuestra que la televisión no está en competencia con la literatura porque son dos registros distintos. Lo que aporta uno, no lo aporta el otro. Un ejemplo claro de ello es que, cuando una película nos gusta, si está basada en un libro, tenemos cierta tendencia a leerlo, y viceversa…

Pienso que culpar a la televisión y al cine de una caída en los índices de lectura, es una vía de escape que no se ajusta a la realidad. En todo caso, si así fuera, se debería más a la eliminación de la complementariedad que existía antes entre ambos, que a una cuestión de preferencia. Sin que crea que mi caso es el único, yo disfruté de todas estas series, y eso no impidió que luego quisiera leer los libros, es más, creo que precisamente por eso sentí más curiosidad.

No obstante, tal y como tenía previsto, me reservo todavía extenderse sobre la cuestión; esperaré a la entrada de cierre a esta sección (es lo que tienen los blogs, que no se pueden ordenar los contenidos, así que hay que planificarse). Mientras tanto, Érase una vezel hombre y la vida.