«Hernández Chambers (1972) ha logrado el premio Alandar con un libro, según el fallo del jurado, que "se mueve equilibradamente entre los territorios del realismo y de la fantasía, destaca por su sólida creación de atmósferas y mantiene en todo momento un elevado tono literario, sorprendiendo, además, por su final inesperado".
Miralejos es una novela rural, intimista y psicológica, protagonizada por Julio, un niño que, con 7 años, recibe un catalejo con el que otea el horizonte y con el que imagina que es el vigilante de Gorgos, el pueblo costero en el que veranea». ABC: Oriol Canosa y Daniel Hernández Chambers, premios Edelvives de literatura infantil y juvenil 2017.
Es un premio que celebro especialmente porque es un ejemplo de cómo la constancia y persistencia dan sus frutos. De Daniel leí alguna obra cuando coincidimos en el 2010 en Edimáter —una editorial que reunió mucho talento en su catálogo—, y sin duda, era de una calidad literaria extraordinaria. Así que no me sorprende que haya conseguido el Premio Edelvives en juvenil este año y en infantil el pasado 2016, ni tampoco me extrañaría que, en un futuro próximo, siguiera sumando más a su trayectoria.
Escribo esto por una parte porque me alegro mucho al saber que, escritores que comenzaron a publicar más o menos en la misma época, están consiguiendo una repercusión importante, y además en LIJ (Literatura Infantil y Juvenil), de la que tan necesitada está España por su retraso histórico. ¡Seguid así!
Y por otra parte, insistir en lo que digo siempre: que esto es una carrera de fondo, que más importante es la determinación y empeño para llegar a la meta, que la meta misma.